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jueves, 4 de noviembre de 2010

AGRONEGOCIOS, CONSUMIDORES Y AMBIENTE



Las preocupaciones de los consumidores por productos alimenticios sanos, inocuos y nutritivos, así como por procesos de producción de los mismos compatibles con el medio ambiente configuran temas importantes al momento de decidir la estrategia de un agronegocio.


Desde diferentes centros de interés, la producción de alimentos compatible con el medio ambiente está adquiriendo protagonismo.

En lo que respecta a las preocupaciones de los consumidores, éstos están atentos no sólo por:
  - lo que consumen (exigen alimentos inocuos y nutritivos)

- sino también porque requieren que su producción no dañe los recursos naturales.


 Las preocupaciones ambientales involucran:


- los métodos de producción,


- el lugar de producción,


- la generación y tratamiento de residuos,


- la posibilidad de su reciclado,


- el recto uso del agua y de la energía, etc.

Por su parte, las empresas advierten que el fenómeno no puede ser ignorado, so pena de pérdida de significativo posicionamiento en el mercado, y optan por integrarse en proyectos que:

- respetan la producción sin daño al ambiente,


- minimizando el impacto en cuanto a uso de agua y energía,


- liberación de gases de dióxido de carbono y


- generación de desechos.

El estado y los organismos internacionales también se interesan por esta problemática, y acompañan:


- dictando normas y


- estableciendo políticas y


- controles respecto del proceso de producción de alimentos.

El consumidor de hoy tiene gran conciencia ambiental y del rol que debe cumplir en la sociedad.


Esa conciencia incluye:


- el planteo de intervenir,


- a través de las elecciones de consumo, en el mercado,

- con vistas a realizar cambios en la vida económica,


- procurando que ésta se ordene de forma necesaria en un mayor respeto del medio ambiente,


- de los derechos humanos,         


- de los derechos del trabajador, y en fin,


- hacia una sociedad más justa y


- con mayor respeto a la dignidad humana.

Varias organizaciones de consumidores han reflexionado sobre su misión en el contexto global en función del descubrimiento del poder que ejerce el consumidor a través de sus opciones de consumo.


El consumidor dispone de su elección para ejercer influencia directa sobre los centros de poder económico. Pero será fundamental:


- la organización detrás de determinados objetivos de consumo, y


- una educación e información permanente respecto de los productos ofrecidos por el mercado y sus condiciones de producción, componentes, características y efectos.

En lo que respecta al consumo de alimentos, las preocupaciones del consumidor no se restringen a:

- la adquisición de alimentos inocuos y nutritivos, seguros para la salud de la persona,

- sino que se entra a examinar también, concretamente en la faz ambiental:
cuál ha sido el proceso de producción,

- qué insumos se han utilizado, en qué lugar se ha realizado la producción,

- si se han respetado o no las normas ambientales para producirlo,

- si se han utilizado productos permitidos, cuánto combustible ha debido gastarse para poner el alimento en el lugar de adquisición,

- qué cantidad de agua dulce se ha invertido en esa producción,

- cuánta energía se gastó en la elaboración,

- el empaque y la conservación del producto,

- qué tipo y cantidad de desecho se ha producido,

- cuánto dióxido de carbono se ha introducido en la atmósfera durante el proceso de producción hasta poner el producto a disposición del consumidor.

Muchos "movimientos de consumidores" han llevado adelante banderas para procurar condiciones sociales y ecológicas adecuadas en la producción de bienes.

Quienes hablan de "consumo responsable" expresan la necesidad de un consumo crítico, que:

- indaga en las condiciones sociales y ecológicas en que se elaboró un producto o servicio,

- examinando la historia del producto y

- la conducta de la empresa productora,

- así como los métodos productivos utilizados. (www.consumoresponsable.com/etico.htm, y también: http://www.ecoportal.net/content/view/full/74064).



También señalan que el consumo tiene siempre un carácter de conducta cargada de valor, ya que a través del mismo se pueden realizar las opciones más adecuadas desde el punto de vista de:

- la justicia,

- la solidaridad o

- el respeto al medio ambiente, valores que han de anteponerse al simple beneficio personal.

Sin embargo, estas conductas éticas no pueden realizarse si no se cuenta con la información pertinente respecto de las condiciones de producción y los efectos sobre el ambiente de los objetos de consumo.

Se añade, además, como opción ética:

- reducir el consumo, esto es, limitándolo a las necesidades reales y desechando las impuestas,

- procurando consumir sólo lo que se produzca en respeto de la naturaleza,

- reduciendo,

- reutilizando y

- reciclando.

Consideran que el pequeño poder del consumidor puede ser muy eficaz, y que hay que comenzar por la elección de nuestros alimentos y de los demás bienes para nuestra vida diaria, ya que las empresas están en una situación de profunda dependencia respecto del consumidor.

Por su parte, el movimiento Slow Food pone el acento en una alimentación con una "huella baja en carbono", considerando que se debe optar por alimentos:

- con huella de carbono mínima,

- como sería una dieta basada en productos frescos y poco envasados y procesados,

- ecológicos cuando sea posible,

- con poco consumo de carne y de origen lo más local posible. (Véase: http://www.terra.org/articulos/art02093.html)

Propone:


- comer variedad de alimentos, y


- lo máximo posible de producción local.


- Más riqueza, diversidad y sabor, y


- menos huella de carbono en su producción.

Mucho se ha hablado del poder del consumidor. Y con toda razón, ya que es un poder en crecimiento, y puede influir sobre las empresas y los gobiernos en materia de:
responsabilidad social empresaria, exigiendo el cumplimiento de normas sociales y medioambientales.



Pero podrá ejercer presión en la medida en que disponga de la información pertinente respecto de los productos y respecto de las empresas involucradas.

También tienen un importante rol las organizaciones no gubernamentales, las que actúan como depósito y fuente de información para los consumidores, disponen de listados, publican informes o libros y guías de consumo responsable.


Tales guías informan no sólo sobre la composición química o el valor nutritivo de un alimento, sino también respecto de si posee o no algún tipo de certificación.


Lo cierto es que las empresas productoras de bienes que observan las preferencias de los consumidores, procuran orientar cambios generales en su producción para que la oferta se adapte fielmente a la demanda.

La tendencia mundial parece ser la de un consumidor más conciente e informado y el poder adquisitivo va aumentando en algunas regiones.



Por ello, desde el punto de vista de los agronegocios, la variable ambiental en el proceso de producción de alimentos, no puede ser hoy dejada de lado, sino que por el contrario, se la contempla como una estrategia para mantener o aumentar la rentabilidad de las empresas.


Es que se ha tomado la variable ambiental como un eje central en lo que hace a la planificación y gestión empresaria de estas empresas, involucrando en esta visión a:

- los cultivos, 

- las crianzas de ganado, y

- el proceso de transformación y comercialización posterior, que supone la agroindustria.

El enfoque de la empresa agraria hoy debe orientarse al mercado de consumo, y para ello debe:


- repararse en las distintas etapas de las cadenas agroalimentarias que se articulan a partir de la demanda, que resulta determinante de todo el proceso,


- teniendo como norte la calidad total, que supone la calidad y eficacia en cada una de las etapas.

Las empresas han encontrado un camino y estrategia para mejorar su performance comercial y su relación con la sociedad a través de la adopción de:

" las normas de responsabilidad social empresarial", enfoque ético que vio la luz con la iniciativa del Pacto Global de Naciones Unidas.

Los principios de este Pacto incluyen aspectos vinculados a:

- lo laboral,                                         

- al medio ambiente,

- lo social en general.

Se considera que en el actual contexto mundial se han producido importantes cambios en los actores sociales, y en especial en el mundo empresarial, que tornan necesarios determinados ajustes en lo que respecta a principios, marcos de acción y esquemas de responsabilidades.

En la faz ambiental, la responsabilidad social empresarial es un concepto que se aplica a toda la cadena productiva.


No solamente al producto final de la empresa, sino que también se refiere a un concepto que es común a todos los que intervienen en el proceso productivo, y por ello, involucra también a los proveedores de las empresas, respecto de los cuales la empresa puede hacer valer sus códigos de ética, exigiendo que los insumos se obtengan con procedimientos amigables con el medio ambiente.

Como contrapartida, el reconocimiento de estos factores por los consumidores, y el apoyo de sus colaboradores, producen ventajas competitivas, y permiten alcanzar niveles de éxito significativos.

Esta actitud y línea de trabajo es reclamada de las empresas en las conclusiones del Foro Económico Mundial que tuvo lugar a fines de enero 2010 en Davos, Suiza.


En tal foro se planteó la cuestión de cómo deberían ser diseñados los modelos de negocio para incorporar valores sustentables para el consumidor.

Se concluyó que son las empresas quienes deben:
- asumir el liderazgo e


- influir el comportamiento del consumidor para adoptar nuevos modelos de negocios (y por consiguiente de agronegocios, que involucren tanto a las empresas agrarias como agroindustriales).

La acción debe ser necesaria y proactiva en la cadena de proveedores, y ello sólo se puede conseguir a través de alianzas o integraciones.

Se insistió en el rol protagónico de las empresas en el rediseño de los negocios:


- las empresas no deben esperar reglamentaciones del estado


- no deben esperar la demanda de cambios por parte de los consumidores,


- deben promover los cambios colaborando en la educación del consumidor.

Para gerenciar adecuadamente los recursos naturales y los impactos ambientales, se recordó que:


- la transparencia es fundamental, tanto dentro de las empresas cuanto en la comunicación con los consumidores, y que


- establecer patrones y etiquetas para comunicar el impacto ambiental de los productos puede ayudar a las empresas y a los consumidores a optimizar el uso de los recursos naturales.

Esta transparencia e información es imprescindible para resguardar los derechos del consumidor, ya que la sola presentación, sin etiqueta, nada dice al consumidor, por lo que resulta necesario observar el proceso.

El haber sido producido en forma amigable con el ambiente no es un dato que surja a simple vista en los productos, y especialmente en los alimentos.

Usar o no prácticas nocivas al medio ambiente es una información relevante para el proceso de compra, pero que solamente puede obtenerse mediante el control y observación del proceso productivo, los cuales resultan muy distantes del momento de compra del producto final.

Por ello resultan imprescindibles las etiquetas que proporcionen esta información, relevante para la decisión del consumidor.


No se trata sólo de aplicar en la forma adecuada los agroquímicos a los cultivos, sino que la búsqueda de una mayor calidad dice referencia además a nuevas exigencias en el proceso, como por ejemplo:

- un menor uso de agua y de energía,

- una menor huella de carbono,

- la utilización de insumos provenientes de la agricultura orgánica,

- la reducción de desechos,

- la utilización de papel o cartón reciclado o con certificación de organismos forestales.

El concepto de calidad, entonces, está experimentando una ampliación, y no puede sino incluir estos nuevos indicadores, los cuales surgen de las preocupaciones por problemas de interés para todos los humanos como puede ser la degradación y agotamiento de los recursos naturales y el cambio climático.

A partir de la mayor exigencia demandada por los mercados en la calidad de los alimentos, y a fin de asegurar el respeto a determinados modos de producción, han ido surgiendo diferentes estatutos o normativas que protegen de la competencia desleal tales métodos o procesos de producción.

Desde del nacimiento de la Organización Multilateral del Comercio (OMC):
                                                            
se reducen progresivamente las restricciones arancelarias y cuantitativas al comercio alimentario y agrícola, pero existe una creciente normatización en lo que se refiere a:

- los reglamentos sobre la inocuidad de los alimentos y

- los requisitos de etiquetado,

- así como en lo referente a las preocupaciones ambientales, sociales y éticas relacionadas con la producción alimentaria y agrícola.

También se procura armonizar las legislaciones entre los países miembros para minimizar los conflictos que tuvieren fundamento en obstáculos técnicos al comercio.


De allí la importancia de la aprobación de normas internacionales de consenso y acuerdos de mutuo reconocimiento.

Son numerosas las normas de contenido ambiental que involucran a los alimentos., por ejemplo:
- las normas EUREPGAP, que abarcan los procedimientos desarrollados por todos los sectores de la industria de frutas y hortalizas, que deben realizarse con respeto a las buenas prácticas agrarias.


- las normas sobre productos orgánicos, provenientes de una agricultura sin químicos de síntesis y con estrictos controles de calidad y trazabilidad.

- las normas ISO 14.001, de carácter ambiental.


- las normas sobre niveles máximos de pesticidas en un producto.


la producción integrada persigue el uso racional de los recursos naturales y una agricultura sostenible y respetuosa del medio ambiente empleando menor cantidad de agroquímicos.


- las normas sobre indicaciones geográficas y denominaciones de origen, que responden a la existencia de un mercado en el cual los consumidores manifiestan preferencias por productos ligados a la tierra, cercanos a la naturaleza y a las tradiciones que conocen y aprecian.


La calidad ambiental en el proceso de producción de alimentos es una preocupación constante en la agenda de los sujetos involucrados:


- consumidores

- empresas

- organizaciones no gubernamentales

- estados

- organizaciones internacionales.

Las expresiones del concepto de producción sustentable se han ampliado incluyendo nuevos temas como por ejemplo:

- el ahorro de agua dulce y energía

- el cálculo del balance ambiental de las empresas

- la tendencia a una producción con mínima huella de carbono.

Estas nuevas expresiones de las exigencias ambientales en el proceso de producción de alimentos movilizan a las empresas para el rediseño de sus productos, tarea en la que participan todos los integrantes de la cadena de producción y comercialización.

Vienen en ayuda de las empresas las normas de calidad para el proceso de producción de alimentos, que en forma abundante y con instrumentos de:


- certificación


- registración y


- etiquetado, facilitan la credibilidad del sistema y la información de un consumidor cada vez más conciente, comprometido con la sociedad y en especial con el medio ambiente.


Fuente: DÍAZ LANNES, Federico Santiago. "Agronegocios, consumidores y ambiente". I Seminario sobre Agronegocios". Instituto de Investigaciones de Derecho del Mercosur Comunitario y Comparado (INDEMERC). Universidad Nacional de Santiago del Estero, Santiago del Estero, Argentina, 7 de octubre de 2010.




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